En España, según la Encuesta Europea de Salud, un 53% de las personas mayores de edad están por encima de su peso recomendado; en concreto, un 36% tiene sobrepeso y un 17%, obesidad. La prevalencia de la obesidad ha aumentado a una velocidad alarmante en todos los continentes y, desde 1980, prácticamente se ha duplicado en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha alcanzado proporciones de pandemia: más de 1.900 millones de adultos presentan sobrepeso y, de ellos, más de 600 millones, obesidad.
La obesidad es considerada como una enfermedad crónica, que se caracteriza por ser progresiva, multifactorial, recidivante y neuroconductual, en la que un aumento de la grasa corporal promueve la disfunción del tejido adiposo; lo que resulta en consecuencias adversas metabólicas, biomecánicas y psicosociales para el paciente, cuyo abordaje debe ser multidisciplinario y multidimensional.
La obesidad puede ser el desencadenante de numerosas enfermedades crónicas (diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipemia, etc.) y es considerado como factor de riesgo para algunos cánceres (cáncer de colon, cáncer de esófago y cáncer de mama).
En ocasiones las repercusiones clínicas más precoces de la obesidad se pueden manifestar como una serie de trastornos gastrointestinales, como la enfermedad de reflujo gastroesofágico, el esófago de Barrett, la aparición de cálculos biliares, la enfermedad del hígado graso, etc; por ello el equipo médico especializado en el Aparato Digestivo tiene la sensibilidad para la detección precoz de la enfermedad, «brindando una ventana de oportunidades terapéuticas para el paciente que padece de obesidad».
Según la OMS, para evaluar la presencia de sobrepeso y obesidad el cálculo del índice de masa corporal (IMC) es la medida más práctica, expresado por el cociente: peso (kg)/altura2 (m2): normopeso 20- 24,9 kg/m2; sobrepeso 25- 29,9 kg/m2; obesidad 30- 34,9 kg/m2; obesidad moderada 35-39,9 kg/m2; obesidad severa, extrema o mórbida 40- 49,9 kg/m2; obesidad supermórbida > 50 kg/m2.
El tratamiento dietético y farmacológico presentan elevadas tasas de fracaso a corto plazo y la cirugía bariátrica siendo la mejor opción terapéutica para la obesidad mórbida (IMC > 40 kg/m2), no es la técnica de primera elección debido a sus elevados costes y a su morbilidad asociada (15 a 20% de complicaciones).
Los tratamientos endoscópicos (Balones intragástricos, Método Apollo) se han convertido en una alternativa coste-eficaz en el manejo de la obesidad, aumentando y optimizando el efecto de las modificaciones en el estilo de vida (dieta, ejercicio físico y salud mental) y coaborando con el control del peso a largo plazo.
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